...Hay caricias que duran incluso después del roce.
Hay, a veces, personas a las que la distancia no puede separar. Y escalofríos
provocados por el calor de un abrazo. Aún hay sonrisas de esas que parecen
cualquier otro amanecer. Algunas noches tengo la sensación de que el camino
corto también puede ser el correcto. Que, por una vez, la felicidad no depende
de llegar a ningún sitio, sino de disfrutar del lugar en el que estamos. Solo
hay que cerrar los ojos. Cerrarlos con fuerza y acordarse de lo bonito. De la
brevedad, del detalle, del momento. No se puede vivir como aquel que no recordó
darse una oportunidad para ser feliz. Y agarrarse a la esperanza. Agarrarse con
fuerza a las ilusiones. Y seguir. Seguir, parar, tomar aire. Respirar. Mojarnos
bajo la lluvia. Y nunca, nunca creer que las cosas que se derrumban no puedan
levantarse de nuevo. Nunca creer que lo triste durará más que nuestras fuerzas.
Quizá sea que miramos al cielo por la noche y nos parece que ya no hay
demasiadas estrellas. Que algo se apagó hace tiempo y ya nada luce igual. Pero
no hay que olvidar. No olviden hacer brillar sus ojos. Que nadie nos quite,
nunca, el derecho de iluminar un poquito el mundo.
Frag. del libro: "En un mundo de grises"
Autor: Sergio Carrión.
Frag. del libro: "En un mundo de grises"
Autor: Sergio Carrión.