sábado, 18 de septiembre de 2021

LA EMOCIÓN DE LAS COSAS.

                                                              Imagen de archivo.

"Yo me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis para que cuando sea viejo tenga como deleite la detallada historia de mis días".

Ángeles Mastretta.

domingo, 12 de septiembre de 2021

LAS SIETE PALABRAS MÁGICAS.

 


1. MUÉVETE.
Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo. Camina, recorre los lugares que amas y visita aquellos que aún no has conocido, renueva tus espacios, planta flores nuevas, recorre la vida de otra manera, distinta a lo que has hecho hasta ahora. Sal de la rutina del trabajo, las relaciones y los patrones de vida.
Cambia tu perspectiva, aléjate de aquellas cosas que te dañan y que ya no son aporte en tu día a día, y sí, acércate a quienes te aprecian, te hacen sentir cómodo y aceptan toda tu autenticidad, a quienes te aman tal como eres. No necesitas hacer grandes recorridos para hallar aquello que te hace vibrar, a veces moviendo pequeñas piezas y ordenando las cosas, aparecen las nuevas oportunidades y los nuevos renaceres.
2. TOCA.
Toca tu cuerpo, toca a los que amas. Abraza a aquellos que no has abrazado, a quienes sientas que lo necesitan, incluso a aquellos que ponen distancias al contacto físico, lo más probable es que sean quien más necesite el calor del contacto. Toca las flores de tu jardín, toca los animales que pasan por tu vida, toca aquellos objetos que adornan tu día, que te traen paz y bellos recuerdos.
Toca un instrumento musical, aunque sea sólo para jugar con la música, verás como al hacerlo cantar, hará vibrar tu corazón. Toca los árboles, toca el pasto recién mojado, toca la suave arena de la playa, las rocas, el agua. Si el contacto te es ajeno, toca, no lo aplaces ni un día más. Si por el contrario, el tocar te es familiar, afianza esa virtud, úsala para que la vida sea más grata para ti y para quienes alcances con tus manos. Tocar es en la cercanía, una manera de concretar el afecto, el amor.
3. ESCUCHA.
Siéntate en silencio y entérate de todo lo que está allí, a tu alrededor, para ser escuchado. Todos aquellos sonidos a los que jamás le has puesto atención, están esperando que los reconozcas. Deléitate con el cantar de los pájaros en las mañanas. Escucha aquellas canciones que hacen que tu piel se estremezca. Escucha las olas del mar jugueteando con la playa. Escucha la voz de los que amas, la dulce voz de tu hijo, las amadas melodías de tu amante, la voz ya algo cansada, pero llena de historias, de quienes nos ganan en años.
Escucha al otro, en todos sus detalles, es un arte el hacer sentir a alguien escuchado. A veces basta con ese gesto, para ayudar, para aplacar ansiedades, para calmar dolores, por lo tanto, sé generoso y escucha con el corazón. Oye el susurro del viento entre las hojas de los árboles, oye la música de la naturaleza entera, es la música de la tierra.
Pero por sobre todo, escúchate a ti. Tu sabio interno, tu alma fiel compañera. Esa que tiene la palabra exacta que necesitas oír. Allí están las respuestas, allí está la verdad. Escucha a tu corazón, que tiene un idioma tan diferente, pero que siempre sabemos exactamente lo que nos quiere decir, cada latido, es un mensaje de vida y una confirmación del amor.
4. SIENTE.
Sin miedo, nada te puede herir, no pierdas la oportunidad de sentir todo aquello que te da la vida, que te hace humano, que te hace único. Siente en pleno, en todo lo que eres, aquello que te recorre, cada experiencia. Gozo, frío, dolor, hambre, pena, alegría, paz. No juzgues, sólo siente.
Cada una de éstas sensaciones tienen mensajes para ti, y oportunidades de hacerte un ser más completo. No rehúses la experiencia, no rehuyas el vivirla a fondo. Siente el amor hasta que tu corazón se rinda. Siente el cuerpo del que amas, su olor, su calor, sus detalles. Siéntete, tus latidos, tu respiración, como reacciona tu ser a cada cosa que vive. Siéntete y arrúllate en ese sentir, esa es la vida que te abraza, eso es ésta la experiencia física, un festival de sensaciones que te dan la bienvenida.
5. CONFÍA.
Tú sabes que eres parte de algo extraordinario. Si puedes reconocer la maravilla que es la vida manifestada, entonces confía en que esa sabiduría inexplicable es un gran poder amoroso, que teje todas éstas historias. Y que detrás de ella hay una presencia ilimitada, desconocida quizás, pero tan cercana. Ante tanta perfección, no queda más que confiar.
Confía en los flujos de la realidad, en los caminos que nos llevan a aquello que necesitamos, para retomar lo que en verdad somos. Confía en que nada es casual, en que todo es un aprendizaje. Confía en esa mano que silente nos empuja a nuestra maestría. Y por sobre todo, confía en ti, en tu poder personal, en la voz de tu intuición. Aquello que resuena en tus oídos, eso es lo que debes hacer, confía. Aquello que se te repite una y otra vez, es lo que debes realizar, confía. Aquello que no puedes dejar de vivir, es justo lo que la vida te presenta para crecer, confía. Aquello que sientes palpitar en tu ser, es todo aquello que te espera, para ser encontrado, confía. Aquella voz que en susurros, te muestra con exactitud lo que necesitas ver, es la voz de Dios, confía.
6. ENTREGA.
Lo mejor de ti, todo aquello que haces tan bien. Tus maravillosos dones, tu cálida sonrisa, la caricia oportuna, la palabra que anima. Da tu compañía, tu presencia, tu energía. Entrega tu tiempo como un regalo, tu miradas de empatía, tu contagiosa esperanza. Entrega tus ganas de vivir, para despertar al que está desanimado. Entrega esa caminata de la mano, de quien te ha elegido, de ese quien tú has escogido. Entrega ricas comidas, preparadas con la sal del amor. Entrega reuniones que son, un homenaje a la amistad, al compartir. Entrega el silencio que insta a que el otro se exprese. Da una palmada de cariño, un recorrido por la alegría, un paseo hacia el re-encuentro, un gesto de bienvenida.
7. RECIBE.
Cada regalo que te ofrece el destino. Recibe las experiencias de los aprendizajes que vibran en ti y que te buscan sin condiciones. Recibe los elogios, que te impulsan a continuar. Recibe cada ofrenda de tu hermano, de cada amanecer, de cada vivencia, de todo cuanto te toca con su mano mágica. Recibe el amor a manos llenas, para que lo des a manos llenas. Recibe la melodía de la naturaleza, la luz del sol que te saluda cada mañana. Recibe la compañía de los que amas tan incondicionalmente. Recibe con amor, todo cuanto eres. Recibe con una sonrisa la música, los colores, los aromas y los sabores de la vida. Recibe sin apelar, sólo con agradecimiento. Recibe con humildad, aquella que te hará entregarte con la misma devoción. Recibe agradecido, emocionado, lleno de asombro y certeza, cada regalo de ésta vida.

PERDERSE.

 

Pintura: " Perdida"
Autor: J. Arias ( pintor contemporáneo español)

A veces, las personas desaparecen delante de nuestros propios ojos. A veces, las personas te descubren de repente, aunque te hayan estado mirando todo el tiempo. A veces, nos perdemos de vista a nosotros mismos cuando no prestamos suficiente atención. Todos nos perdemos en alguna ocasión, sea por decisión propia o debido a fuerzas que escapan a nuestro control. Cuando descubrimos lo que nuestra alma necesita aprender, el camino de vuelta se presenta por sí mismo. A veces vemos la salida, pero seguimos avanzando y ahondando a pesar de nosotros mismos: el miedo, la rabia y la tristeza nos impiden regresar. A veces preferimos permanecer perdidos y errantes, ya que suele resultar más fácil. Otras veces hallamos la salida pero, pase lo que pase, siempre nos acaban encontrando.

Cecilia Ahern.

 


ALEJANDRA PIZARNIK (II)

 


"Sé, de una manera visionaria, que moriré de poesía. Es una sensación que no comprendo perfectamente; es algo vago, lejano, pero lo sé y lo aseguro"
ALEJANDRA PIZARNIK.
Entrar en la poesía de Alejandra Pizarnik no es un paseo alegre y desenfadado por veredas multicolores, no, se trata de bucear a pulmón en las profundidades oscuras de un ser humano complejo y atormentado por el dolor ante su íntima percepción de una existencia vacía, sin sentido, donde se aprecia una única y perseverante constante: la muerte como solución, como salvación, como redención. Sin embargo, es también su poesía, cautivadora, profundamente intimista y de una sensualidad brutal y severa. Al decir del escritor Octavio Paz en el prólogo de uno de sus textos:
"...la obra de Pizarnik lleva a cabo una «cristalización verbal por amalgama de insomnio pasional y lucidez meridiana en una disolución de realidad sometida a las más altas temperaturas"
Sin mas preámbulos, acá poesía pura y dura.
I-.QUIEN ALUMBRA
Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.
II-.PRESENCIA
tu voz
en este no poder salirse las cosas
de mi mirada
ellas me desposeen
hacen de mí un barco sobre un río de piedras
si no es tu voz
lluvia sola en mi silencio de fiebres
tú me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre.
III-.MENDIGA VOZ
Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.
IV-.OJOS PRIMITIVOS
El color infernal de algunas pasiones, una antigua ternura. Los faltos de algo, de todo, al sol negro de sus deseos elementales, excesivos, no cumplidos.
Alguien canta una canción del color del nacimiento: por el estribillo pasa la loca con su corona plateada. Le arrojan piedras. Yo no miro nunca el interior de los cantos. Siempre, en el fondo, hay una reina muerta.
V-. El sol como un gran animal demasiado amarillo. Es una suerte que nadie me ayude. Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.
VI-.No oigo los sonidos orgasmales de ciertas palabras preciosas.
en efecto, las formas, las voces, los rumores, las caídas de muerte en muerte, no tienen fin.
espacio de desafección en donde no se sabe qué hacer con tanto no querer.
VII-.Necesitas límites mentales.
Necesitas no esperar.
Necesitas no esperar nada de los demás.
Necesitas no traficar con tu dolor.
Necesitas orgullo y soledad.
Necesitas orden.
Necesitas poesía.”

sábado, 4 de septiembre de 2021

ESCÓNDEME.

 


Escóndeme, que el mundo no me adivine.
Escóndeme como el tronco su resina, y
que yo te perfume en la sombra, como
la gota de goma, y que te suavice con
ella, y los demás no sepan de dónde
viene tu dulzura...
Soy fea sin ti, como las cosas desarraigadas
de su sitio; como las raíces abandonadas
sobre el suelo.
¿Por qué no soy pequeña como la almendra
en el hueso cerrado?
¡Bébeme! ¡Hazme una gota de tu sangre, y
subiré a tu mejilla, y estaré en ella
como la pinta vivísima en la hoja de la
vid. Vuélveme tu suspiro, y subiré
y bajaré de tu pecho, me enredaré
en tu corazón, saldré al aire para volver
a entrar. Y estaré en este juego
toda la vida.
GABRIELA MISTRAL

LA VOZ HUMANA.

 

Pintura: " La voz del pensamiento"
Autor: Estar Graff ( España)

"…Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada"

Eduardo Galeano.

jueves, 2 de septiembre de 2021

LA MUÑECA DE SAL.

 


Había una muñeca de sal que tenía un deseo: lo que más quería era ver el mar. Siendo una muñeca de sal, ignoraba qué era el mar. Y decidida a conocerlo, un día decidió partir a satisfacer su deseo. Después de un largo peregrinar a través de territorios áridos y desolados, caminaba y caminaba atravesando el desierto…… y tanto llegó a caminar tales distancias, que por fin,
llegó a la orilla del mar.
Ante aquella inmensidad azul quedó fascinada, contemplando el agua: líquida, transparente, vibrante… tan diferente a todo lo que había conocido hasta entonces.
Y entonces descubrió algo inmenso, fascinante y misterioso al mismo tiempo.
Era el amanecer… cuando el sol comenzaba a iluminar el agua encendiendo aún tímidos reflejos. Pero la muñeca no lograba entender qué era aquello.
Permaneció allí firme, largo tiempo, como clavada fuertemente en la arena con la boca entreabierta. Y ante ella, esa extensión inmensa y seductora.
Se decidió, al fin… Y le preguntó profundamente intrigada al océano:
– “Dime: ¿Quién eres?”
– “Soy el mar.”
– “¿Y qué es el mar?”
– “Lo que Soy.”
– “No comprendo, deseo conocerte. Explícame quién eres.”
Y el mar le contestó, amoroso y sonriente, con una propuesta inquietante:
– “¿Por qué no entras y lo compruebas por ti misma? Es muy sencillo: sólo tócame, entra en mí.”
Entonces la muñeca cobró ánimos, ya había suficiente luz para ver claramente. Y dio un paso, avanzando hacia las aguas. Después de dudarlo mucho, tocó levemente con su pié aquella masa imponente… Y obtuvo una extraña sensación.
Y tuvo la impresión de que comenzaba a comprender algo.
“¡¿Qué me has hecho?! … ¿Dónde están mis dedos?”
El mar respondió imperturbable:
– “¿Por qué te quejas? simplemente has ofrecido algo para poder comprender… ¿No era eso lo que pedías? ¿¡Comprender!?”
Pero la muñeca de sal insistía:
– “Sí … Es cierto, no pensé en eso… pero… sí quiero saber quién eres…”
– “Entra y lo descubrirás…”
La muñeca, entonces, reflexionó un poco y luego avanzó decididamente dentro del agua, a medida que progresaba hacia las olas, introduciéndose lentamente en el mar… éste la iba envolviendo y a medida que iba adentrándose… le disolvía algo, alguna parte de ella, dolorosamente… la muñeca iba menguando… se iba disolviendo.
A cada paso la muñeca perdía algún fragmento… Más se adentraba… y más… y más… se disolvía… A cada paso… iba quedando menos de la antigua muñeca…
Cuanto más avanzaba se sentía despojada de alguna porción de sí misma, y la dominaba la sensación de comprender mejor.
Se sentía más ligera, más sutil… Pero no conseguía aún saber del todo lo que era el mar…
Otra vez repitió la acostumbrada pregunta:
“¿Qué es el mar, entonces?”
No hubo respuesta, sólo sintió el silencio y se sumergió por completo…
Antes de que la última ola abarcara lo que aún quedaba de ella, precisamente en el mismo instante en que desaparecía, en que se disolvía totalmente adentrándose en el agua, la muñeca exclamó con su último hilo de voz:
– “¡Ah…! ¡Ahora comprendo!… ¡Ahora sé quién eres…!”
“¡Ahora ya sé quién soy!”
Fábula budista.