domingo, 26 de abril de 2020

CONFESIÓN.


Me he apropiado de un escrito, hace mucho tiempo lo leí, y como suelo hacer con las palabras que me trasmiten, que me impactan, lo copié muy cuidadosamente y lo guardé.  Por años dibujé en mi mente; de haber tenido hijas, la ilusión de contarlo, cantarlo, recitarlo y bordarlo en el alma de ellas a fuerza de repetírselo.  Y aunque he tenido varones, no importa, literalmente me apropié de este escrito, él se convirtió en mi oración personal, la cual me canta y cuenta día a día mi niña interior, mi álter ego, mi Alma Lucía.  Con ello, aún pretendo enseñarles a mis varones de lo que se trata ser mujer:
“Cuando crezcas, cuando te hagas mayor,
cuando la vida me aleje de ti
y ya no pueda cuidarte,
escucha una cosa que te voy a decir:
Si te gusta una blusa, te la pones
y si te gusta una falda te la vuelves a poner.
Si te quieres cortar el pelo, te lo cortas
y si te gusta maquillarte, te maquillas.
Si te gusta una canción la escuchas
y si te gusta bailarla, la bailas.
Si te apetece tatuarte, no lo dudes,
tatúate el alma si de éso gustas.
Si te gusta un chico, está bien
y si te gusta una chica, también está bien.
Y cuando tengas un sueño, un propósito,
aliméntalo, cuídalo, protégelo 
corre trás él como loca despavorida 
y cúmplelo, porque en ello te irá la vida.
Nunca, jamás permitas que  venga nadie a dictarte
cómo vivir tu propia existencia”


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