Entre todos los rincones del mundo, siempre hay uno favorito. No importa cuánto te muevas, cuánto viajes o dónde estés, nunca es mal momento para regresar. Sabes bien cuáles son: ‘tus personas hogar’.
Las personas hogar huelen a amor y aceptación incondicional. Huelen a cariño, a abrazos largos donde se te cierran los ojos y se esboza una sonrisa. Estas personas huelen a amistad, amor y familia elegida. Huelen a ‘estoy a tu lado así tengamos que apretar los dientes’ y confían en ti incluso cuando tú mismo has dejado de hacerlo. Son aquellas personas que no te evitan el vértigo ni la caída, sino que te ofrecen las palabras exactas que solo puede regalarte alguien que se cosió las heridas a aprendizajes. (...)
Las personas hogar nos dan ese impulso que necesitamos para hacer las cosas que nos dan miedo. Son el paracaídas perfecto que nos regala confianza en nosotros mismos y se convierten en la dosis exacta de valentía necesaria para saltar con la confianza de saberse protegido en la caída.
Estas personas desprenden ese olor tan particular que habita en las pequeñas cosas: huelen a libro nuevo, a taza de té caliente, a café recién hecho y a tierra mojada. (...) Te conocen al detalle y, a pesar de todo y sobre todo, siguen a tu lado. Son la sinceridad y la transparencia en persona. Por eso, una persona hogar es el mejor espejo donde mirarse cada día: siempre refleja la versión más real y auténtica de ti. La más bonita. Son la luz al final del túnel, el apoyo durante el camino y el hombro en donde depositar tus lágrimas.(...)
No necesitas migas de pan para encontrar el camino de vuelta a ellas y tienen las coordenadas de tus momentos importantes. (...) son la estancia más segura donde habita la suma de las pequeñas cosas más grandes de tu vida.
(...) pase lo que pase, siempre habrá un hilo invisible que nos una a esas personas tan especiales; porque, en esencia, una persona hogar tiene la copia de la llave de tu ‘casa’… y de tu corazón...
Lxa.
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