El diagnóstico y la terapéutica.
El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.
El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.
El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito
de polvo de quereme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se
puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, ni lo
impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es
sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de gobierno
que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen,
en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.
Eduardo Galeano. El libro de los abrazos.
Eduardo Galeano. El libro de los abrazos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario