sábado, 6 de noviembre de 2021

DONDE EL CORAZÓN TE LLEVE.

 




"El corazón del hombre es como la Tierra, una mitad iluminada por el sol y la otra en la sombra. Ni siquiera los santos tienen luz en todas partes".
Susanna Tamaro.

jueves, 21 de octubre de 2021

LA ÚLTIMA VEZ



¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste? No buscando una respuesta ni encontrando una certeza, sino la última vez que te escapaste de lo cotidiano y te detuviste. No por cansancio ni por desidia, sino porque sí.
¿Cuándo fue la última vez que te detuviste y dejaste que todo a tu alrededor flotara? Como quien se anima a desconectar las cosas, a quitarles su carácter de utilidad, a sacarlas de la lógica del cálculo.
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que no sirviera para nada? Para nada ni para nadie, ya que las servidumbres se presentan de formas muy misteriosas. Algo que no fuese pensado desde la ganancia, el interés o el egoísmo.
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo porque sí? No porque te convenía o porque lo necesitabas, o incluso porque lo querías; sino porque sí. O al revés: ¿cuándo fue la última vez que la casualidad hizo contigo algo? No algo productivo, ni profundo, ni siquiera algo en sentido estricto.
¿Cuándo fue la última vez que le diste un abrazo a alguien? No a tus seres queridos ni a personas conocidas, sino a “alguien”, no importa a quien. 
¿Cuándo fue la última vez que diste? No importa qué. Un regalo no vale por lo que es, sino que vale en tanto regalo. Un regalo no vale. Un regalo no es. Se da y no vuelve.
¿Cuándo fue la última vez que te abriste? ¿O que no te cerraste? ¿O que demoliste tus puertas? ¿O que dejaste entrar al indigente? ¿O que ese otro irrumpió en ti y te llevó puesto?
¿Cuándo fue la última vez que recordaste? No cuándo vence la factura de gas o la fecha del examen, sino que te recordaste como una trama, como una huella, como parte del relato en el que te ves inmerso, como el deseo de querer seguir narrándote.
¿Cuándo fue la última vez que lloraste? Simplemente lloraste. De alegría, de tristeza, da igual. Llorar, como quien expresa en ese acto primitivo la existencia viva; como quien solicita, pide, ruega, pero no reclama, ni exige, ni cree merecer.
¿Cuándo fue la última vez que te perdiste? No en esta calle o en este trabajo o con este proyecto compartido. Perderse, dejándose llevar por ese acontecimiento imprevisible, dejándolo ser. El mundo está repleto de carteles y señales. El mundo está lleno de héroes que te proponen un formato industrial del ser uno mismo y una carrera exitosa basada en el afianzamiento de lo que eres. No importa qué eres, sino abroquelarte en lo tuyo, o en los tuyos, y sobre todo erigir los muros que hacen del otro y de lo otro algo invisible. Por eso perderse, como quien pasea sin rumbo, o habla con una tortuga, o le pide perdón a un helado por comérselo. Como quien se baja del colectivo para caminar por esas calles extrañas, como quien encuentra una mirada que lo devuelve para adentro y cae en el abismo.
¿Cuándo fue la última vez que tuviste miedo? No por lo que te pudiera pasar, sino por pensar que tal vez nunca no te pasara nada.
¿Cuándo fue la última vez que preferiste la nada al ser, un olor a un concepto, un insomnio a un ansiolítico, un árbol viejo a un ascensor?
¿Cuándo fue la última vez que te traicionaste, que te animaste, que transgrediste, que te lanzaste, que tuviste un sueño, que creíste, que descreíste, que te arrepentiste, que te afirmaste, que te cuestionaste, que soltaste lo propio y te abriste a la pregunta?
¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste?
Darío Sztajnszrajber.

DILEMAS.







Nada es tan difícil de entender como el corazón. Lo saben los cardiólogos, lo saben los poetas.

                                                   Juan Villoro



sábado, 18 de septiembre de 2021

LA EMOCIÓN DE LAS COSAS.

                                                              Imagen de archivo.

"Yo me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis para que cuando sea viejo tenga como deleite la detallada historia de mis días".

Ángeles Mastretta.

domingo, 12 de septiembre de 2021

LAS SIETE PALABRAS MÁGICAS.

 


1. MUÉVETE.
Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo. Camina, recorre los lugares que amas y visita aquellos que aún no has conocido, renueva tus espacios, planta flores nuevas, recorre la vida de otra manera, distinta a lo que has hecho hasta ahora. Sal de la rutina del trabajo, las relaciones y los patrones de vida.
Cambia tu perspectiva, aléjate de aquellas cosas que te dañan y que ya no son aporte en tu día a día, y sí, acércate a quienes te aprecian, te hacen sentir cómodo y aceptan toda tu autenticidad, a quienes te aman tal como eres. No necesitas hacer grandes recorridos para hallar aquello que te hace vibrar, a veces moviendo pequeñas piezas y ordenando las cosas, aparecen las nuevas oportunidades y los nuevos renaceres.
2. TOCA.
Toca tu cuerpo, toca a los que amas. Abraza a aquellos que no has abrazado, a quienes sientas que lo necesitan, incluso a aquellos que ponen distancias al contacto físico, lo más probable es que sean quien más necesite el calor del contacto. Toca las flores de tu jardín, toca los animales que pasan por tu vida, toca aquellos objetos que adornan tu día, que te traen paz y bellos recuerdos.
Toca un instrumento musical, aunque sea sólo para jugar con la música, verás como al hacerlo cantar, hará vibrar tu corazón. Toca los árboles, toca el pasto recién mojado, toca la suave arena de la playa, las rocas, el agua. Si el contacto te es ajeno, toca, no lo aplaces ni un día más. Si por el contrario, el tocar te es familiar, afianza esa virtud, úsala para que la vida sea más grata para ti y para quienes alcances con tus manos. Tocar es en la cercanía, una manera de concretar el afecto, el amor.
3. ESCUCHA.
Siéntate en silencio y entérate de todo lo que está allí, a tu alrededor, para ser escuchado. Todos aquellos sonidos a los que jamás le has puesto atención, están esperando que los reconozcas. Deléitate con el cantar de los pájaros en las mañanas. Escucha aquellas canciones que hacen que tu piel se estremezca. Escucha las olas del mar jugueteando con la playa. Escucha la voz de los que amas, la dulce voz de tu hijo, las amadas melodías de tu amante, la voz ya algo cansada, pero llena de historias, de quienes nos ganan en años.
Escucha al otro, en todos sus detalles, es un arte el hacer sentir a alguien escuchado. A veces basta con ese gesto, para ayudar, para aplacar ansiedades, para calmar dolores, por lo tanto, sé generoso y escucha con el corazón. Oye el susurro del viento entre las hojas de los árboles, oye la música de la naturaleza entera, es la música de la tierra.
Pero por sobre todo, escúchate a ti. Tu sabio interno, tu alma fiel compañera. Esa que tiene la palabra exacta que necesitas oír. Allí están las respuestas, allí está la verdad. Escucha a tu corazón, que tiene un idioma tan diferente, pero que siempre sabemos exactamente lo que nos quiere decir, cada latido, es un mensaje de vida y una confirmación del amor.
4. SIENTE.
Sin miedo, nada te puede herir, no pierdas la oportunidad de sentir todo aquello que te da la vida, que te hace humano, que te hace único. Siente en pleno, en todo lo que eres, aquello que te recorre, cada experiencia. Gozo, frío, dolor, hambre, pena, alegría, paz. No juzgues, sólo siente.
Cada una de éstas sensaciones tienen mensajes para ti, y oportunidades de hacerte un ser más completo. No rehúses la experiencia, no rehuyas el vivirla a fondo. Siente el amor hasta que tu corazón se rinda. Siente el cuerpo del que amas, su olor, su calor, sus detalles. Siéntete, tus latidos, tu respiración, como reacciona tu ser a cada cosa que vive. Siéntete y arrúllate en ese sentir, esa es la vida que te abraza, eso es ésta la experiencia física, un festival de sensaciones que te dan la bienvenida.
5. CONFÍA.
Tú sabes que eres parte de algo extraordinario. Si puedes reconocer la maravilla que es la vida manifestada, entonces confía en que esa sabiduría inexplicable es un gran poder amoroso, que teje todas éstas historias. Y que detrás de ella hay una presencia ilimitada, desconocida quizás, pero tan cercana. Ante tanta perfección, no queda más que confiar.
Confía en los flujos de la realidad, en los caminos que nos llevan a aquello que necesitamos, para retomar lo que en verdad somos. Confía en que nada es casual, en que todo es un aprendizaje. Confía en esa mano que silente nos empuja a nuestra maestría. Y por sobre todo, confía en ti, en tu poder personal, en la voz de tu intuición. Aquello que resuena en tus oídos, eso es lo que debes hacer, confía. Aquello que se te repite una y otra vez, es lo que debes realizar, confía. Aquello que no puedes dejar de vivir, es justo lo que la vida te presenta para crecer, confía. Aquello que sientes palpitar en tu ser, es todo aquello que te espera, para ser encontrado, confía. Aquella voz que en susurros, te muestra con exactitud lo que necesitas ver, es la voz de Dios, confía.
6. ENTREGA.
Lo mejor de ti, todo aquello que haces tan bien. Tus maravillosos dones, tu cálida sonrisa, la caricia oportuna, la palabra que anima. Da tu compañía, tu presencia, tu energía. Entrega tu tiempo como un regalo, tu miradas de empatía, tu contagiosa esperanza. Entrega tus ganas de vivir, para despertar al que está desanimado. Entrega esa caminata de la mano, de quien te ha elegido, de ese quien tú has escogido. Entrega ricas comidas, preparadas con la sal del amor. Entrega reuniones que son, un homenaje a la amistad, al compartir. Entrega el silencio que insta a que el otro se exprese. Da una palmada de cariño, un recorrido por la alegría, un paseo hacia el re-encuentro, un gesto de bienvenida.
7. RECIBE.
Cada regalo que te ofrece el destino. Recibe las experiencias de los aprendizajes que vibran en ti y que te buscan sin condiciones. Recibe los elogios, que te impulsan a continuar. Recibe cada ofrenda de tu hermano, de cada amanecer, de cada vivencia, de todo cuanto te toca con su mano mágica. Recibe el amor a manos llenas, para que lo des a manos llenas. Recibe la melodía de la naturaleza, la luz del sol que te saluda cada mañana. Recibe la compañía de los que amas tan incondicionalmente. Recibe con amor, todo cuanto eres. Recibe con una sonrisa la música, los colores, los aromas y los sabores de la vida. Recibe sin apelar, sólo con agradecimiento. Recibe con humildad, aquella que te hará entregarte con la misma devoción. Recibe agradecido, emocionado, lleno de asombro y certeza, cada regalo de ésta vida.

PERDERSE.

 

Pintura: " Perdida"
Autor: J. Arias ( pintor contemporáneo español)

A veces, las personas desaparecen delante de nuestros propios ojos. A veces, las personas te descubren de repente, aunque te hayan estado mirando todo el tiempo. A veces, nos perdemos de vista a nosotros mismos cuando no prestamos suficiente atención. Todos nos perdemos en alguna ocasión, sea por decisión propia o debido a fuerzas que escapan a nuestro control. Cuando descubrimos lo que nuestra alma necesita aprender, el camino de vuelta se presenta por sí mismo. A veces vemos la salida, pero seguimos avanzando y ahondando a pesar de nosotros mismos: el miedo, la rabia y la tristeza nos impiden regresar. A veces preferimos permanecer perdidos y errantes, ya que suele resultar más fácil. Otras veces hallamos la salida pero, pase lo que pase, siempre nos acaban encontrando.

Cecilia Ahern.

 


ALEJANDRA PIZARNIK (II)

 


"Sé, de una manera visionaria, que moriré de poesía. Es una sensación que no comprendo perfectamente; es algo vago, lejano, pero lo sé y lo aseguro"
ALEJANDRA PIZARNIK.
Entrar en la poesía de Alejandra Pizarnik no es un paseo alegre y desenfadado por veredas multicolores, no, se trata de bucear a pulmón en las profundidades oscuras de un ser humano complejo y atormentado por el dolor ante su íntima percepción de una existencia vacía, sin sentido, donde se aprecia una única y perseverante constante: la muerte como solución, como salvación, como redención. Sin embargo, es también su poesía, cautivadora, profundamente intimista y de una sensualidad brutal y severa. Al decir del escritor Octavio Paz en el prólogo de uno de sus textos:
"...la obra de Pizarnik lleva a cabo una «cristalización verbal por amalgama de insomnio pasional y lucidez meridiana en una disolución de realidad sometida a las más altas temperaturas"
Sin mas preámbulos, acá poesía pura y dura.
I-.QUIEN ALUMBRA
Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.
II-.PRESENCIA
tu voz
en este no poder salirse las cosas
de mi mirada
ellas me desposeen
hacen de mí un barco sobre un río de piedras
si no es tu voz
lluvia sola en mi silencio de fiebres
tú me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre.
III-.MENDIGA VOZ
Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.
IV-.OJOS PRIMITIVOS
El color infernal de algunas pasiones, una antigua ternura. Los faltos de algo, de todo, al sol negro de sus deseos elementales, excesivos, no cumplidos.
Alguien canta una canción del color del nacimiento: por el estribillo pasa la loca con su corona plateada. Le arrojan piedras. Yo no miro nunca el interior de los cantos. Siempre, en el fondo, hay una reina muerta.
V-. El sol como un gran animal demasiado amarillo. Es una suerte que nadie me ayude. Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.
VI-.No oigo los sonidos orgasmales de ciertas palabras preciosas.
en efecto, las formas, las voces, los rumores, las caídas de muerte en muerte, no tienen fin.
espacio de desafección en donde no se sabe qué hacer con tanto no querer.
VII-.Necesitas límites mentales.
Necesitas no esperar.
Necesitas no esperar nada de los demás.
Necesitas no traficar con tu dolor.
Necesitas orgullo y soledad.
Necesitas orden.
Necesitas poesía.”

sábado, 4 de septiembre de 2021

ESCÓNDEME.

 


Escóndeme, que el mundo no me adivine.
Escóndeme como el tronco su resina, y
que yo te perfume en la sombra, como
la gota de goma, y que te suavice con
ella, y los demás no sepan de dónde
viene tu dulzura...
Soy fea sin ti, como las cosas desarraigadas
de su sitio; como las raíces abandonadas
sobre el suelo.
¿Por qué no soy pequeña como la almendra
en el hueso cerrado?
¡Bébeme! ¡Hazme una gota de tu sangre, y
subiré a tu mejilla, y estaré en ella
como la pinta vivísima en la hoja de la
vid. Vuélveme tu suspiro, y subiré
y bajaré de tu pecho, me enredaré
en tu corazón, saldré al aire para volver
a entrar. Y estaré en este juego
toda la vida.
GABRIELA MISTRAL

LA VOZ HUMANA.

 

Pintura: " La voz del pensamiento"
Autor: Estar Graff ( España)

"…Cuando es verdadera, cuando nace de la necesidad de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada"

Eduardo Galeano.

jueves, 2 de septiembre de 2021

LA MUÑECA DE SAL.

 


Había una muñeca de sal que tenía un deseo: lo que más quería era ver el mar. Siendo una muñeca de sal, ignoraba qué era el mar. Y decidida a conocerlo, un día decidió partir a satisfacer su deseo. Después de un largo peregrinar a través de territorios áridos y desolados, caminaba y caminaba atravesando el desierto…… y tanto llegó a caminar tales distancias, que por fin,
llegó a la orilla del mar.
Ante aquella inmensidad azul quedó fascinada, contemplando el agua: líquida, transparente, vibrante… tan diferente a todo lo que había conocido hasta entonces.
Y entonces descubrió algo inmenso, fascinante y misterioso al mismo tiempo.
Era el amanecer… cuando el sol comenzaba a iluminar el agua encendiendo aún tímidos reflejos. Pero la muñeca no lograba entender qué era aquello.
Permaneció allí firme, largo tiempo, como clavada fuertemente en la arena con la boca entreabierta. Y ante ella, esa extensión inmensa y seductora.
Se decidió, al fin… Y le preguntó profundamente intrigada al océano:
– “Dime: ¿Quién eres?”
– “Soy el mar.”
– “¿Y qué es el mar?”
– “Lo que Soy.”
– “No comprendo, deseo conocerte. Explícame quién eres.”
Y el mar le contestó, amoroso y sonriente, con una propuesta inquietante:
– “¿Por qué no entras y lo compruebas por ti misma? Es muy sencillo: sólo tócame, entra en mí.”
Entonces la muñeca cobró ánimos, ya había suficiente luz para ver claramente. Y dio un paso, avanzando hacia las aguas. Después de dudarlo mucho, tocó levemente con su pié aquella masa imponente… Y obtuvo una extraña sensación.
Y tuvo la impresión de que comenzaba a comprender algo.
“¡¿Qué me has hecho?! … ¿Dónde están mis dedos?”
El mar respondió imperturbable:
– “¿Por qué te quejas? simplemente has ofrecido algo para poder comprender… ¿No era eso lo que pedías? ¿¡Comprender!?”
Pero la muñeca de sal insistía:
– “Sí … Es cierto, no pensé en eso… pero… sí quiero saber quién eres…”
– “Entra y lo descubrirás…”
La muñeca, entonces, reflexionó un poco y luego avanzó decididamente dentro del agua, a medida que progresaba hacia las olas, introduciéndose lentamente en el mar… éste la iba envolviendo y a medida que iba adentrándose… le disolvía algo, alguna parte de ella, dolorosamente… la muñeca iba menguando… se iba disolviendo.
A cada paso la muñeca perdía algún fragmento… Más se adentraba… y más… y más… se disolvía… A cada paso… iba quedando menos de la antigua muñeca…
Cuanto más avanzaba se sentía despojada de alguna porción de sí misma, y la dominaba la sensación de comprender mejor.
Se sentía más ligera, más sutil… Pero no conseguía aún saber del todo lo que era el mar…
Otra vez repitió la acostumbrada pregunta:
“¿Qué es el mar, entonces?”
No hubo respuesta, sólo sintió el silencio y se sumergió por completo…
Antes de que la última ola abarcara lo que aún quedaba de ella, precisamente en el mismo instante en que desaparecía, en que se disolvía totalmente adentrándose en el agua, la muñeca exclamó con su último hilo de voz:
– “¡Ah…! ¡Ahora comprendo!… ¡Ahora sé quién eres…!”
“¡Ahora ya sé quién soy!”
Fábula budista.

viernes, 27 de agosto de 2021

CONVICCIONES?


 

Hemos derramado mucha tinta tú y yo, en nuestra discusión sobre la conexión humana, definiendo cuáles son los ideales de comunicación entre las personas, y no estamos más cerca de la comprensión de lo que estábamos cuando empezamos nuestra conversación.
A menudo me siento como si estuviera parado en uno de los dos bordes de un gran abismo, gritando al otro lado. Preguntándome si la respuesta que escucho viene de ti o si es solo mi propia voz que responde con mi eco. Mientras más tiempo dedico a mi lado del abismo, reconozco que realmente no tengo la pureza de todas mis convicciones, cada vez las guardo más, como un anhelo viejo, como un recuerdo importante, y ya evito hablar de ellas porque no soy digno de mencionarlas. Las recuerdo y sonrío discreto, pero las guardo rápido o las dejo ir.
¿Será que hemos fallado en encontrar las respuestas a las preguntas que nos preocupan? ¿O será que no pueden ser respondidas? Afortunadamente para ambos, el mundo siempre presenta la siguiente distracción, elaborada al azar. Y dejamos de pensar o de gritar por un rato. Para simplemente disfrutar del fresco de la noche en apagón.

Gabo Pére

GRIETAS, LUCES.

 


"Hay una grieta en todo, así es como entra la luz"

                                                                Leonard Cohen.

 


miércoles, 25 de agosto de 2021

USTEDES TIENEN RELOJ, NOSOTROS; TIEMPO.

                                             Moussa Ag Assarid/ Foto de archivo.


Entrevista realizada a:
MOUSSA AG ASSARID (Touareg, nómada del desierto).
No sé mi edad. Nací en el desierto del Sahara, ¡sin papeles!
Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo.
- ¡Qué turbante tan hermoso!
- Es una fina tela de algodón. Permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.
- Es de un azul bellísimo.
- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados.
- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?
- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.
- ¿Por qué?
- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.
- ¿Quiénes son los tuareg?
- Tuareg significa "abandonados", porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.
- ¿Cuántos son?
- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio. Yo lucho por preservar este pueblo.
- ¿A qué se dedican?
- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino infinito y de silencio.
- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?
- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.
- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?
- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba. Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre. Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!
- ¿Sí? No parece muy estimulante.
- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas. Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.
- Saber eso es valioso, sin duda.
- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!
- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?
- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!
- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?
- Vi correr a la gente por el aeropuerto. ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro.
- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja.
- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer? me pregunté. Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida. Vi correr el agua y sentí ganas de llorar.
- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?
- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...
- ¿Tanto como eso?
- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.
- ¿Qué pasó con su familia?
- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome.
- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?
- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...
- Y lo logró.
- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.
- ¡Un tuareg en la universidad!
- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas; allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra. Aquí, por la noche, miráis la tele.
- Sí. ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?
- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa. En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!
- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.
- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...
- Fascinante, desde luego.
- Es un momento mágico. Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor. La calma nos invade a todos, los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor.
- ¡Qué paz!
- Aquí tienen reloj, allí tenemos tiempo.

lunes, 23 de agosto de 2021

DEL AMOR Y SUS VUELOS.

 


...Es difícil, muy difícil, encontrar alguien que nos regale la poesía a cada instante de la vida, esa persona que se compenetre con uno de manera que se convierta en verso el amanecer, el oleaje del mar y las calles del barrio; que nos enriquece dándole insospechadas honduras a una buena canción o a un viejo libro; que vibra ante las miserias del mundo o llora de placer ante cada minúsculo logro de la humanidad.
Es difícil, pero cuando se halla - ¡Ah, cuando se halla! - es como dar con el gran tesoro, el sentido de la vida...
...Hay que rastrear mucho en los demás y en uno mismo, pues, el amor es una conquista de los que luchan contra las bajas pasiones y pobres sentimientos que nos asaltan... Pero quien ha puesto alas a la existencia no puede sino volar hacia el amor aunque supiera que no ha de llegar, porque el pájaro sin el vuelo perece...
...Ahora, en cualquier sentido al que nos estemos refiriendo: quien no lleva amor está existiendo por gusto...
El Diablo Ilustrado

miércoles, 18 de agosto de 2021

LORCA II

 

Y así seguimos, con este mes de lujo para las buenas letras. Hoy vamos con Federico García Lorca. Este poeta español, miembro de la mítica Generación del 27, es el mayor referente de la literatura española del siglo XX. Escribió numerosas obras de teatro, género en el que también se lo considera autoridad e ícono del siglo pasado, destacándose Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba. Contaba con apenas 38 años cuando fue asesinado en Granada un día como hoy pero de 1936, durante la Guerra Civil Española, por su condición de republicano y homosexual. Vastísima es su poesía, de la cual destacan títulos como Gacela de la terrible presencia, Alba, Alma ausente, La casada infiel, Muerto de amor, Ciudad sin sueño, Noche, Lamentación de la muerte, Si mis manos pudieran deshojar, Preciosa y el aire, Es verdad, entre muchísimos otros. No sé bien porqué pero este último que menciono me gusta mucho. Aunque ahora que lo pienso creo que lo que me seduce es su musicalidad...se los dejo para que lo disfruten.
"Es verdad"
¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Por tu amor me duele el aire,
el corazón
y el sombrero.
¿Quién me compraría a mí
este cintillo que tengo
y esta tristeza de hilo
blanco, para hacer pañuelos?
¡Ay qué trabajo me cuesta
quererte como te quiero!
Puede ser una imagen de una persona