Mientras muere el día,
Llueve.
Es una agonía
Breve.
La ciudad se queda abrumada
Con la tristeza de la hora.
La lluvia no dice nada,
Y llora…
Ciérranse puertas y vidrieras,
Huye la gente
Como de un mal, por las aceras;
Y un hombre mira, indiferente.
La lluvia parece cansada
Cual un rosal que se desflora;
No dice nada, nada, nada
Y llora…
Viene mandada por el río,
Soltando besos de frescura,
Deshace en gotas el envío,
Para que alcance su ternura.
Pero al sentirse rechazada,
Se vuelve un poco más sonora:
Va a hablar… y, al fin, no dice nada,
Y
llora…
La lluvia tene algo de loca:
Gime un recuerdo de canción;
Todo la irrita, en todo choca
Su vigorosa obstinación.
Ve la ciudad atormentada,
Y la campiña verde añora;
No dice nada,
Y llora…
¿Mira en el pueblo tanta pena,
Que no hace más que lagrimear?
¿O forma un lienzo de tan buena
Porque nos quiere consolar?
¿ Es que se sabe desdeñada,
Y que su inútil fin deplora?
No dice nada, nada, nada,
Y llora…
Sobre el muerto día,
Llueve
Una melodía
Leve.
La ciudad se queda encantada
Bajo una luz que se evapora…
La lluvia no dice nada,
Y llora…
Pedro Miguel Obligado.
Poeta Argentino(1862-1967)
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