Tengo todo lo que necesito... Lo poco que echo en
falta son recuerdos, y no están a la venta en ningún catálogo. Tengo una ducha
con presión, toallas suaves y sábanas de colores. Agua clara, aire limpio,
relativo silencio. Amor, familia y algunos cómplices con los que compartir
proyectos. En tiempos agitados siento cierta sensación de tranquilidad, o, por
lo menos, de estabilidad. Tengo ocasionalmente una copa de vino a mano, salud y
buen apetito. Disfruto de una vida confortable con techo, mesa de comedor,
zapatos, y un sinfín de aparatos que se
enchufan.
No es cierto que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Es el azar el que decide y a mí me ha colocado en un sitio y en un momento privilegiado. Vivo en una ciudad mágica en la que otros sueñan con pasar unas horas. Hay farolas, autobuses, ambulancias y otros servicios que funcionan, quizás no como debieran, pero lo hacen. Tengo agua corriente, corriente eléctrica y otras cosas corrientes que en la mayor parte del mundo son extraordinarias.
Mi pesadilla recurrente es despertar y descubrir que mi suerte era sólo un sueño. Amanecer en Siria o en Sudán. No ver crecer a mis hijos. Que me quiten mi casa. No poder valerme por mí . Verme obligado a pedir. Vivir lejos de la gente que quiero. Estar atado desde niño a un fusil o a una máquina de coser. Embarcar a mi familia en una lancha atestada de refugiados. Conformarme con sobrevivir.
En fechas señaladas no disfruto demasiado con la tradición de hacer y recibir regalos. Supongo que un día me di cuenta de que mi mayor regalo es disfrutar de lo que ya tengo. Doy gracias por tener la fortuna de ser consciente de ello...
Guille Viglione.
No es cierto que el tiempo pone a cada uno en su lugar. Es el azar el que decide y a mí me ha colocado en un sitio y en un momento privilegiado. Vivo en una ciudad mágica en la que otros sueñan con pasar unas horas. Hay farolas, autobuses, ambulancias y otros servicios que funcionan, quizás no como debieran, pero lo hacen. Tengo agua corriente, corriente eléctrica y otras cosas corrientes que en la mayor parte del mundo son extraordinarias.
Mi pesadilla recurrente es despertar y descubrir que mi suerte era sólo un sueño. Amanecer en Siria o en Sudán. No ver crecer a mis hijos. Que me quiten mi casa. No poder valerme por mí . Verme obligado a pedir. Vivir lejos de la gente que quiero. Estar atado desde niño a un fusil o a una máquina de coser. Embarcar a mi familia en una lancha atestada de refugiados. Conformarme con sobrevivir.
En fechas señaladas no disfruto demasiado con la tradición de hacer y recibir regalos. Supongo que un día me di cuenta de que mi mayor regalo es disfrutar de lo que ya tengo. Doy gracias por tener la fortuna de ser consciente de ello...
Guille Viglione.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario