(…) No hay casualidades sino destinos. No se
encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que en cierto modo está escondido
en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón. Porque si no, ¿cómo el encuentro
con una misma persona no produce en dos seres los mismos resultados? (…) Así,
marchamos un poco como sonámbulos, pero con la misma seguridad de los
sonámbulos, hacia los seres que de algún modo son desde el comienzo nuestros
destinatarios.
*Ernesto Sábato, Sobre héroes y tumbas.
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