Es un secreto a voces que tengo debilidad por mis amigos,
ellos me conmueven siempre. Esta vez he visto una frase que ha publicado mi querida
Marta Ortiz que dice:
A veces lo difícil no es huir sino volver ...
Otro amigo en común, Eduardo Báez le ha comentado con
un fragmento de canción del pedazo de poeta Sabina y cito:
Al lugar en que has sido feliz no debieras jamás de
volver…
Estos dos amigos, sin proponérselo, han destapado
una vez más mi cajita de recuerdos… Resuena música en mi cabeza, mas Sabina,
siempre Sabina:
…Y desafiando el oleaje
Sin timón ni timonel
Por mis sueños va, ligero de equipaje
Sobre un cascarón de nuez
Mi corazón de viaje…
Sin timón ni timonel
Por mis sueños va, ligero de equipaje
Sobre un cascarón de nuez
Mi corazón de viaje…
… Y cómo huir
Cuando no quedan
Islas para naufragar…
Cuando no quedan
Islas para naufragar…
Todo me lleva a esta reflexión que quiero
regalarles:
“Cuando descubrimos que somos como barcos a la deriva, que el regreso a sí mismo es el viaje crucial, el definitivo… cuando comprendemos que éste es indefectiblemente el norte en nuestra brújula personal, empiezan a desmoronarse, por sí solas, nuestras inseguridades, mengua el oleaje. Se desarticulan nuestros monstruos, baja la marea. Se desmontan nuestros miedos, cesan las tormentas. Nuestro océano interior se torna calmo, comenzamos entonces, solo entonces, a navegar con rumbo fijo… ya poco importa en qué lugar del planeta decidamos tirar el ancla”
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