«Con un solo brazo nos abrazaba a los dos. El brazo era larguísimo, como antes, pero todo el resto se había reducido mucho, y por eso Helena lo soñaba con desconfianza, entre creyendo y no creyendo. Julio Cortázar explicaba que había podido resucitar gracias a una máquina japonesa, que era una máquina muy buena pero que todavía estaba en fase de experimentación, y que por error la máquina lo había dejado enano.
Julio contaba que las emociones de los
vivos llegan a los muertos como si fueran cartas, y que él había querido volver
a la vida por la mucha pena que le daba la pena que su muerte nos había dado.
Además, decía, estar muerto es una cosa que aburre. Julio decía que andaba con
ganas de escribir algún cuento sobre eso».
Eduardo Galeano | "Cortázar"
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