No hay cirugía plástica para la dignidad, ni liposucción que elimine la vergüenza. No hay botox que esconda la deshonra ni marca de ropa que cubra el descaro. No hay doctorados ni títulos que concedan honorabilidad cuando ésta no es demostrada. Al final no hay cuenta de banco suficientemente grande que suplante la transparencia de una mirada y la honestidad de las palabras.
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