“Las mujeres sostienen la mitad del cielo, porque
con la otra mano sostienen la mitad del mundo”.
Mao Zedong.
Hemos crecido bajo la idea de que las principales
enemigas de las mujeres son otras mujeres. Lo vemos en los cuentos de hadas, en
las películas, en las novelas. El resultado es casi siempre el mismo: mujeres
villanas que atacan y sabotean a otras mujeres. Por si no nos bastara, hemos extrapolado este
concepto a nuestra vida cotidiana. Aprendemos a ponerlo en práctica desde
pequeñas: nos criticamos, nos juzgamos, nos atacamos. ¡Qué equivocadas estamos! Sin embargo mucho se habla ya sobre la posibilidad de no ser enemigas entre nosotras, sino de ser
compañeras. La sororidad, en palabras cortas, es una práctica
ética y política por la que las mujeres nos reconocemos de manera recíproca,
nos identificamos como diversas, pero también como pares, es percibirse como
iguales para aliarse y transformar su realidad. Es un sentido de hermandad, de
consideración y de empatía.
Sororidad proviene del latín soror, que significa hermana, pero es
mucho más que un concepto académico o filosófico, es un valor práctico.
·
Dejemos de criticarnos la una a la otra por la ropa
que llevamos, el maquillaje que usamos (o no), el corte de cabello que tenemos,
cada quién tiene derecho a elegir su expresión estética.
·
Basta de juzgar el cuerpo de las otras por
estándares de belleza que no atienden a nuestras realidades, motivemos el amor
por nosotras mismas. No califiquemos a otras como “fea”, “gorda”,
“superficial”, valorémonos por lo que realmente somos.
·
Basta de decirnos “putas”, por decidir sobre
nuestra propia vida sexual. Respetemos el derecho de cada una a elegir sobre su
cuerpo.
·
Paremos de juzgar a las mujeres que deciden no ser
madres, o que ejercen su maternidad de formas no convencionales, no critiques
sus decisiones reproductivas o familiares.
·
Respetemos las relaciones sentimentales de otras
mujeres, decidamos no entrometernos ni ser cómplices o partícipes de que alguna
mujer sea engañada o humillada.
·
Nunca asumas que una mujer está en puestos de poder
por favores sexuales, nunca iniciemos rumores en contra de nosotras.
·
Si ves que alguna mujer es víctima de violencia en
cualquier escenario, ¡intervén!, bríndale apoyo comunicándote con las
autoridades respectivas.
·
No critiquemos a aquellas mujeres que siguen
alienadas y contribuyen al machismo, recordemos que es un problema sistémico, ayudémonos
a aprender y a crecer de manera constructiva.
·
Paremos de juzgar a las mujeres que dan de lactar
en espacios públicos, una madre tiene derecho a ofrecer el pecho a su niña/o
donde quiera que estén.
·
Apoyemos también a las otras feminidades, su lucha
por la inclusión y la no discriminación también es nuestra.
·
Dejemos de usar frases como «juegas como
nena», «lloras como niña», ¿desde cuándo ser nena, niña o mujer se convirtió en
un insulto?, desnaturalicemos estos discursos.
Convirtámonos en aliadas, en amigas, en compañeras
y deconstruyamos la idea de que nacimos para ser enemigas. Somos diversas, con experiencias, conocimientos e historias
diferentes, no nos señalemos con el dedo, apoyémonos para crecer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario