lunes, 29 de abril de 2019

SORORAS.


“Las mujeres sostienen la mitad del cielo, porque con la otra mano sostienen la mitad del mundo”. 
Mao Zedong.

Hemos crecido bajo la idea de que las principales enemigas de las mujeres son otras mujeres. Lo vemos en los cuentos de hadas, en las películas, en las novelas. El resultado es casi siempre el mismo: mujeres villanas que atacan y sabotean a otras mujeres. Por si no nos bastara, hemos extrapolado este concepto a nuestra vida cotidiana. Aprendemos a ponerlo en práctica desde pequeñas: nos criticamos, nos juzgamos, nos atacamos. ¡Qué equivocadas estamos! Sin embargo mucho se habla ya sobre la posibilidad de no ser enemigas entre nosotras, sino de ser compañeras. La sororidad, en palabras cortas, es una práctica ética y política por la que las mujeres nos reconocemos de manera recíproca, nos identificamos como diversas, pero también como pares, es percibirse como iguales para aliarse y transformar su realidad. Es un sentido de hermandad, de consideración y de empatía.
Sororidad proviene del latín soror, que significa hermana, pero es mucho más que un concepto académico o filosófico, es un valor práctico.
 Practiquemos la sororidad:
·         Dejemos de criticarnos la una a la otra por la ropa que llevamos, el maquillaje que usamos (o no), el corte de cabello que tenemos, cada quién tiene derecho a elegir su expresión estética.
·         Basta de juzgar el cuerpo de las otras por estándares de belleza que no atienden a nuestras realidades, motivemos el amor por nosotras mismas. No califiquemos a otras como “fea”, “gorda”, “superficial”, valorémonos por lo que realmente somos.
·         Basta de decirnos “putas”, por decidir sobre nuestra propia vida sexual. Respetemos el derecho de cada una a elegir sobre su cuerpo.
·         Paremos de juzgar a las mujeres que deciden no ser madres, o que ejercen su maternidad de formas no convencionales, no critiques sus decisiones reproductivas o familiares.
·         Respetemos las relaciones sentimentales de otras mujeres, decidamos no entrometernos ni ser cómplices o partícipes de que alguna mujer sea engañada o humillada.
·         Nunca asumas que una mujer está en puestos de poder por favores sexuales, nunca iniciemos rumores en contra de nosotras.
·         Si ves que alguna mujer es víctima de violencia en cualquier escenario, ¡intervén!, bríndale apoyo comunicándote con las autoridades respectivas.
·         No critiquemos a aquellas mujeres que siguen alienadas y contribuyen al machismo, recordemos que es un problema sistémico, ayudémonos a aprender y a crecer de manera constructiva.
·         Paremos de juzgar a las mujeres que dan de lactar en espacios públicos, una madre tiene derecho a ofrecer el pecho a su niña/o donde quiera que estén.
·         Apoyemos también a las otras feminidades, su lucha por la inclusión y la no discriminación también es nuestra.
·         Dejemos de usar  frases como «juegas como nena», «lloras como niña», ¿desde cuándo ser nena, niña o mujer se convirtió en un insulto?, desnaturalicemos estos discursos.
Convirtámonos en aliadas, en amigas, en compañeras y deconstruyamos la idea de que nacimos para ser enemigas. Somos diversas, con experiencias, conocimientos e historias diferentes, no nos señalemos con el dedo, apoyémonos para crecer.



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