Amigos:
Como saben hace algún tiempo andan por ahí mis publicaciones y no creo haber mencionado nunca el porqué de las mismas, pero sí me atrevo a apostar a que a estas alturas ya saben que para mí "tocar" el
alma de las personas, es la meta última, el propósito mayor y mas definitivo,
ése que nos eleva, que nos salva del salvajismo y la animalidad, que nos hace definitivamente
mejores seres humanos. Esta vez quiero
compartirles un hermoso poema, éso sí, no sin antes tener un agradecimiento especial
para mi querida amiga y colega Ana Esther Reyes, quien me lo envió en primera
instancia, es decir que sin ella y su delicado gesto, esta publicación no
existiría… Como leí hace mucho por ahí: “solos podemos llegar rápido pero acompañados
llegaremos siempre mas lejos”. Éste es uno de tantísimos ejemplos…
Un poema de Edna
Frigato.
*Benditos sean los que llegan a nuestra vida en silencio,
con pasos suaves para no despertar nuestros dolores, no despertar nuestros
fantasmas, no resucitar nuestros miedos.
Benditos sean los que se dirigen con suavidad y gentileza, hablando el idioma de la paz para no asustar a nuestra alma.
Benditos sean los que tocan nuestro corazón con cariño, nos miran con respeto y nos aceptan enteros con todos nuestros errores e imperfecciones.
Benditos sean los que pudiendo ser cualquier cosa en nuestra vida, escogen ser generosidad.
Benditos sean esos iluminados que nos llegan como un ángel, como flor o pajarito, que dan alas a nuestros sueños y que, teniendo la libertad para irse, escogen quedarse a hacer nido.
La mayoría de las veces llamamos a estas personas "amigos".
Benditos sean los que se dirigen con suavidad y gentileza, hablando el idioma de la paz para no asustar a nuestra alma.
Benditos sean los que tocan nuestro corazón con cariño, nos miran con respeto y nos aceptan enteros con todos nuestros errores e imperfecciones.
Benditos sean los que pudiendo ser cualquier cosa en nuestra vida, escogen ser generosidad.
Benditos sean esos iluminados que nos llegan como un ángel, como flor o pajarito, que dan alas a nuestros sueños y que, teniendo la libertad para irse, escogen quedarse a hacer nido.
La mayoría de las veces llamamos a estas personas "amigos".
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