Un día te vas a dar cuenta de que la felicidad no dependía de tu trabajo, ni de tu grado de estudios, ni de estar en una relación con alguien. La felicidad nunca se trató de seguir los pasos de aquellos que pasaron antes de ti.
Un día verás que la felicidad estaba en descubrir tu pasión, en tener esperanza y determinación ante los problemas, en escuchar a tu corazón y seguirlo a donde quiera que te llevara. La felicidad está en ser amable contigo mismo y los demás, en aprender a querer a la persona en la que te fuiste convirtiendo.
Un día entenderás que la felicidad no estaba en las manos de otras personas, siempre estaba en las tuyas, en ti.
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